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viernes, 28 de julio de 2017

Dunkirk

"Dunkerque" 2017 - Christopher Nolan (EEUU)


Hace pocos días escribí una sensación, la que tuve cuando la vi por primera vez, doblada al español, en una sala comercial, una sensación que sinteticé con un indefinido “not yet” para dar a entender que no tenía claro en qué nivel la catalogaría. Sabía que público y crítica la calificaban por obra maestra, a mí no me parecía tan claro, debía volver a verla.


Cristóbal me ayudó, mucho, me comentó una sala que realiza proyecciones con una calidad sonora y visual que son reflejo de la pretensión del director.

¿Se debe ver “Dunkirk” en v.o.? A estas alturas me doy perfecta cuenta que, ver cine doblado es un sacrilegio, nada de esnobismo, un sacrilegio, de esos que penitencia no absuelve, ni absolverá, no exagero. Como es una obra de escasos diálogos, sería prescindible, pero, por eso mismo, es aún, más ineludible. Todos los que temen la v.o., que piensan que es un soberano coñazo y, que creen disfrutar el cine, se den el placer de obtener todo lo que se sirve en la mesa, así que, quién pueda, la vea en v.o.




¿Se puede ver “Dunkirk” en cualquier sala?, ¿en el sofá de casa? Un rotundo NO. Si la quieres disfrutar, deberás verla en una sala con un sistema de sonido impecable. La inmersión sonora de Nolan es superior a la visual, Nolan nos adentra en la inmersión virtual, sin 3D, se apodera de nuestros sentidos, nos agota y nos dejará exhaustos después de no menos de 20 minutos antológicos, sin interrupción, no recuerdo nada igual, ¡no comprendo como no pude darme cuenta la primera vez que la vi!, lo escribo y rindo obligadísima reverencia sintiendo que, mi espíritu, vuelve a estar poseído por unas ganas irrefrenables de volverlo a experimentar. Como la especial y específica sala de cine está a más de 140 kilómetros de donde vivo, mi espíritu aprenderá del que en su día supo abandonar el tabaco, deberé vencer la adicción, sin tristeza, sabiendo que siempre lo recordaré y que muy, muy, muy pronto, la volveré a ver, sin medios tecnológicos, de forma entregada e incondicional, paliando carencia con recuerdo, sin añoranza, con placer. Mientras escribo recuerdo como un crítico que tengo en estima, Jaume Figueras, opinó que, “Hasta el último hombre” de Gibson, tenía una última media hora de hemeroteca, y no estoy de acuerdo, para nada, Andrew Garfield no nos da lo que queremos, pero, ¿dónde ponemos lo que Nolan nos ha dado?, no hay sitio, lo hemos de inventar, él ha creado un molde que no existía, está en otro nivel.

Que bien se encuentra uno cuando, escribiendo lo que siente, todo sea entre bueno y mejor.

¿Ha escrito Nolan el guion perfecto? No. Si esta película no va a la altura, o más, que las siempre veneradas de Coppola, será por los defectos que tiene el guion. La película está en un nivel tan alto que su estado es gaseoso, vence la gravedad, se acomoda como el helio y, cualquier pequeño detalle que no sea excelso, cae, cae y sigue cayendo, también de eso hay en “Dunkirk”, también. Nolan diseña distintas tramas, playa, aire, mar, rescate; el rescate civil reside en manos de Mark Rylance, en manos de Cillian Murphy, en manos de un guion que no está a la altura del resto, nos aleja de lo excelso y … “Dunkirk” no es normal, “Dunkirk” es especial, muy especial, tanto, que serán legión los que nada van a obtener, un poco como lo que ya ha sucedido con “The revenant” de Iñárritu.

Al salir de la sala, estaba aturdido y fascinado por lo que experimenté. Fui solo, no hablé con nadie, no sentí necesidad de hablar, quizás lo contrario, la sentí de soledad, de estar conmigo mismo. Pasados 20 o 30 minutos llamé por teléfono a Cristóbal para dar gracias a tan buen consejo y, comentar que, sin duda ninguna, “Dunkirk” es una obra excepcional, ahora sí que podía decirlo.  Antes de hablar con él, ensimismado en mis pensamientos, me pregunté, ¿pensarías lo mismo si no supieras que su director es Christopher Nolan?, me respondí, al instante, con un sí radical, aún fui mentalmente más allá, imaginé que, si no fuese de Nolan, pensaría tenemos otro director brutal entre nosotros, alguien capaz de llevar la experiencia del cine a una dimensión inverosímil.


Playa, aire, mar, marea, jerarquía, naturaleza humana, instinto. Todo está donde debe. Puedes pensar luchan por sobrevivir, pienso que no, que no lucharía por sobrevivir, lucharía porque nadie me quitase el derecho a vivir, que nadie me mutile el bien más preciado, la libertad, mi libertad. Nolan da gotitas de vergüenza, gotitas que nos ayudan a reconocernos, que nos demos cuenta que las historias no hablan de buenos o malos, que las historias hablan de nosotros, con lo bueno y con lo malo, que no hay colores, que el color es siempre el mismo, para un todo. Excelente Sr. Nolan, excelente, de nuevo le vuelvo a sentir una preocupación humanística excepcional, la que me dio y me llevé con McConaughey en “Interstellar”, al principio, compartiendo mesa de desayuno familiar, yendo a la escuela a hablar con los profesores, educando, permitiendo, ejercitando introspección, creciendo.

Imagen

Aire. Todo lo que sucede en el aire es increíble. Nolan supera cualquier hiperlativo -ya sé que es superlativo, Nolan merece nuevos vocablos de nuestra RAE-, como contaba, Nolan cambia, de plano a plano astral, magnifica su obra con un silencio que aún retumba en mis pupilas, con un sentimiento extremo, con un Tom Hardy que está, sí, está, majestuoso, increíble, brutal y bestial, un actorazo, con un rol que, si ayer dije blanco, hoy digo negro, dando todo lo que él es capaz de dar, solo veremos sus ojos, sus gestos faciales y un clímax final apoteósico, bello, para el recuerdo, de esos que nadie entenderá si no ha sabido ver la obra, si no la ha visto, pero que todos los demás, inmediatamente quedaremos hipnotizados, son escenas para los anales cinematográficos, escenas de autor, otro 10 para Nolan, merecido, más, merecidísimo.

Mar. Todo lo que sucede en el mar es previsible, angustioso, opresivo, claustrofóbico, instintivo y dramático. Lo que sucede entre un avión y el mar es el pistoletazo de salida a los 20 minutos más intensos y antológicos de inmersión cinematográfica que consigo recordar; yo estaba en el avión, yo estaba en el mar, yo estaba con ellos, yo sentía con ellos, yo sufría con ellos, yo luché con ellos. De nuevo otro merecido 10 para Nolan. Un Nolan menos poético que en el aire, más gráfico, más directo. Planos de un hundimiento con una creatividad y técnica fuera de lo común, excepcional.

Playa. La playa es el reducto, la playa es cadena de mando, la playa es la disciplina impuesta por antídoto al temor, al miedo, a los instintos primarios. La playa es tensa espera, es cárcel y salvación, es la puerta que debemos abrir para conocer nuestro destino, la playa es la pastilla roja y la azul, la playa representa la elección entre abrazar la dolorosa verdad de la realidad (Aristóteles) y la dichosa ignorancia de la ilusión, pero nadie tiene la opción de Neo, nadie puede elegir, serán ellos los elegidos. A estas alturas me da igual si he visto la playa en 40 o 50 tomas, sé que la he visto porque debí verla, porque debí saber de la tensa espera, debí saber de la esperanza, debí saber del compromiso, debí saber que no estamos solos, debí saber que somos increíbles, que somos capaces de lo mejor, que somos solidarios, que somos comprometidos, que somos entregados, que somos generosos y que así somos, sin notoriedad, sin requerirla. También trata la notoriedad, brillante de nuevo.

Espigón. El puente de mando. El espíritu. El Elíseo que debe elegir entre una camilla o 7 soldados, ¡qué difícil elección!, dilemas morales tratados sin palabras, sin imágenes, sin conductismo, planteando situaciones, cediéndonos las respuestas, dando una pauta y dejando abierta su continuación. Al frente está Kenneth Branagh. Nada a comentar, escenas complemento de la obra, sin más. Un 7

Rescate. La parte más endeble de toda la obra. Diálogos, actuaciones, acontecimientos, decisiones, todo, en su conjunto, no ofrece lo que el resto, experimento discontinuidad, experimento descenso. Un 5

Como no quiero hacer ningún spoiler diré que Fionn Whitehead está enorme, da todo lo que el director pretende que nos dé, desde su llegada a la playa hasta su largo camino hasta alcanzar su destino le seguiremos, lo viviremos, son él y Hardy, piloto de la RAF, los que nos transmiten el sentir, los que ayudan a sonido y música con el perfecto y necesario complemento que da CINE por resultado.

Sonido

Indescriptible. Sin él la inmersión no es posible. Debe verse en una sala perfectamente preparada para poder disfrutar lo que han creado. Va a ser ganador obligado del próximo oscar a los mejores efectos sonoros, da igual lo que hagan en el montón de meses que quedan, nada va a estar a ese nivel, no es posible.

Música

Hans Zimmer. Que enorme es, que inteligente, no nos va dar ninguna nota que nos aleje de la acción, echará mano de violines que habrá contrastado con su buena amiga Tina Guo, no son los mismos que en Wonder woman, pero si prestamos atención si observaremos similitudes en sus enérgicas y rapidísimas notas. Solo al final, cuando todo ha concluido, cuando se baja el telón, después de ese silencio que hace retumbar pupilas, entonces y solo entonces, Zimmer nos da el tema para el recuerdo, al nivel que merece la obra.


Película exigente. No hay palomitas. Hay poesía. Hay narrativa. Hay potencia, imagen y sonido. Hay GRAN cine.

Mi nota, un 8.0. Me costó llegar a él, pero el problema era mío, solo mío y ... ¡qué contento me siento!





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