Kon-Tiki (2012) Joachim Rønning, Espen Sandberg -
Noruega
Película de aventuras. Película de una aventura real y creo
que no miento si digo poco conocida. Película para pasar dos buenas horas de
tarde en compañía de toda la familia.
La fotografía es buena, difícil que sea mala porque los
escenarios dónde debe quedar rodada contienen una belleza excesiva, pura y
plena. Ha habido algún plano cenital que me ha dado más que lo esperado. Para
quien no lo sepa, cenital es un plano con la cámara rodando perpendicular al
suelo en el que la filmación va de arriba a abajo. Tenéis un ejemplo en la
opinión de “La pianiste”, en una fotografía del teclado del piano, y aquí, en
la de la balsa vista desde arriba.
¿Me ha gustado? Sí, pero podía y debía haberme gustado más, aunque
igual ya no sería tan “para todos los públicos”
Me quedo con dos escenas. Que
nadie sufra que no son spoiler. En una dispondremos de una visión de la inmensidad
del océano envuelta en un manto espacial. El movimiento de cámara me ha evocado “2001: Una odisea del espacio” para devolverme de nuevo al
Kon-Tiki, un viaje, placentero, de ida y vuelta. Más me ha gustado otra, menos
poética, más próxima, en la que Thor nos hará partícipes, saciando nuestra
curiosidad, de lo que él -y nosotros también- sabe de antemano, de la que él es
consciente antes de partir a una vida de aventura egoísta, que no atiende ni
entiende de razones, en la que se cruzan ambición, obsesión, tenacidad y
divulgación. Sin ello no existiría la aventura, no existirían aventureros.
¿Los personajes? Correctos. ¿Los actores? Cumplen. Guión y director no nos adentran todo lo que deben en la
dificultad de las relaciones personales. En una ocasión mostrará con maestría
el sentimiento de temor, un temor eterno, tan eterno y tan insalvable que no
traslada razón, ofrece realidad y desesperación, contenida porque no existe distinta solución que la aceptación. La mejor actuación se la cedo, se la concedo, al vendedor de frigoríficos, opinable, discutible, del todo cuestionable.
No concibo que debiera ser una obra de grandes diálogos, caben grandes silencios, entregar al océano el protagonismo que tiene y merece por
derecho propio, a su inmensidad y a su silencio, cautivador y aterrador.
También disponemos algún pasaje que pretende convertir la
aventura en algo ameno, algo emocionante, hechos puntuales y relevantes pero menores, inferiores al tratamiento filosófico de la amistad, el compromiso, el compañerismo, la
confrontación, la comprensión, la introspección, la razón, el temor, la ambición,… a algo que
en su día Robert Zemeckis ofreció con su “Náufrago”, y que ahora que me viene a
la memoria aprovecharé para volver a ver.
Kon-Tiki fue nominada para el Oscar a mejor película
extranjera. Por serio rival tuvo “Amour”
de Haneke, y pese a odiar el cine del director austríaco, la verdad es que no
hay color y no admiten comparación. Si fotografía deseamos, saciados habríamos
quedado después de la demostración de D. Ang Lee y su “Life of Pi”, una demostración, para mí
excesiva y que a ratos me pareció desmedida, en el mismo hábitat pero con
la fortaleza y libertad que permite la ficción.
Te ves de tirón “Kon-Tiki”, “La
vida de Pi” y “Náufrago” y no puedes más que echar de menos al Costner mutante
de “Waterworld”.
Película digna, aportará un sentimiento positivo, de
reconocimiento, que podemos ver todos juntos en familia y de la que todos
sacaremos algo para nuestra mochila, sin pelearnos, que habrá para todos y
distinto, este quizás sea su mayor error, la diversidad, eso de “quien mucho
abarca poco aprieta”. De apretar, de apretar más, también trata Kon-Tiki. Preguntádselo al
vendedor de frigoríficos, a ver qué opina él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todo vale, la opinión y el pensamiento es libre. El respeto forma parte de como cada uno entiende la vida con uno mismo y con los demás.